Imagen: Metro de Berlín, Alemania.
Para revalorizar la traducción, hay que revalorizar primero el valor de la lengua. Escribir correctamente es un bien cada vez menos preciado, tanto en el ámbito académico y empresarial como en el mediático. El nivel lingüístico en prensa y televisión tiende hacia la mediocridad e incluso hacia la incorrección. Las malas traducciones, hechas por hombres o por máquinas, inundan las páginas de internet, las interfaces, la publicidad, el software y los manuales de los aparatos que nos rodean. Así, es difícil que alguien sepa apreciar el valor y el precio de una traducción de calidad.